¨La CASA es una CAJA en la que se abren puertas y ventanas¨. (LE CORBUSIER)
Pensemos en ese espacio conceptual base que es la caja o el cubo y determinemos qué escala es la de su uso, la que la hace habitable y, a partir de ahí, dimensionemos el espacio en función de los elementos que le son propios a la escala humana: la ventana, la puerta, la silla, la mesa. Elementos cotidianos en una operación de espacio simplificada por el cubo. Puertas y ventanas, huecos que se asomen y nos comuniquen el exterior y el interior, que nos enmarquen una cadena de paisajes en serie.
La Unité d´Habitation de Marsella recoge la afirmación de LE CORBUSIER que encabeza el texto. Claridad y complejidad. Claridad en su estructura y concepción exterior y complejidad en su mundo interior de viviendas cruzadas en dobles espacios con un minucioso dimensionado funcional.
La caja es un envoltorio protector neutro en el que caben múltiples formas y una gran diversidad de objetos dispuestos en su interior. Su forma exterior, ya sea cúbica, cilíndrica u otra, tiene sus propias leyes de apilamiento o vecindad con otras cajas, pero nunca la de explicar el objeto y forma contenida.
Lo que pretendemos analizar aquí son los aspectos más significativos de la vivienda colectiva, que pasa por abordarla en cada una de sus escalas, como caja o contenedor insertado y en relación con el entorno urbano y cómo espacio o cavidad interior habitable.
La primera sería la que hace referencia a la vivienda y su inserción en la idea de CIUDAD; y la segunda su definición como PROYECTO donde se manifiestan nuevos parámetros que incidirán en su configuración y programa, así como las nuevas técnicas, los nuevos materiales y sistemas que ayudan a optimizar los costes, sobre todo en la vivienda social donde los mínimos se convierten en ¨máximos¨.
CIUDAD Y VIVIENDA. LA IMAGEN.
Al examinar la situación actual de nuestras ciudades, en donde se han de insertar las nuevas edificaciones, hemos de constatar la existencia de un nuevo orden urbano en el que el crecimiento de la ciudad decimonónica, basado en el continuo de edificación cerrada y compacta, dejaría paso a un crecimiento ligado a las redes de comunicación y transporte que avanzan sobre el territorio. Estamos en un momento crítico, donde la edificación pierde protagonismo frente a las infraestructuras.
La construcción de viviendas opera, así, en situaciones de borde, borde de redes y borde de ciudad. Estos bordes precisan una nueva IMAGEN urbana.
En el siglo XIX la vivienda era aquel continuo y neutro que iba rellenando el trazado de los ensanches, obteniendo así una imagen prefijada de ciudad. La imagen de la ciudad era previa a la construcción de la misma, existía una visión global, ya se sabía cómo iba a ser, y se podría dibujar antes de construirla. En nuestras ciudades actuales esto pasa cada vez en menor medida. Ahora las ciudades crecen de forma muy distinta, crecen en anillos de comunicaciones y, con posterioridad, se van llenando los vacíos que se generan entre estos. En Madrid así sucedió entre el primer anillo de las Rondas y la autopista M-30, en la actualidad se está construyendo desaforadamente entre la M-30 y el nuevo anillo M-40, y ya se está recogiendo en el planeamiento el area delimitada entre la M-40 y la, ya en fase de construcción, M-50.
En esta nueva concepción urbana ya no existe una idea global, sino la suma de acciones puntuales. Se ha transformado el concepto de lugar, éste es incontrolado, casi fruto del azar, el cual demanda que al proyectar las nuevas edificaciones atendamos más a los aspectos concretos del lugar que a planteamientos generales no ajustados a la realidad concreta que nos rodea.
Asistimos en la actualidad a un tipo de planeamiento ¨nostálgico¨, que intenta trasladar los valores de la ciudad del XIX a los nuevos bordes. Se plantean ridículos ¨mini-ensanches¨ en el extrarradio, pequeñas manzanas que, sin duda, obedecen también a pequeños ó escasos esfuerzos de imaginación a la hora de pensar la ciudad actual.
El ensanche necesita escala, dimensiones, altura, extensión en la ciudad. Frente a dimensiones de manzana de 100x100 ó 150x150 metros, 6 -7 alturas y ocupación de grandes areas urbanas de los antiguos ensanches, los actuales ¨mini-ensanches¨plantean manzanas que en algunos casos miden 45x45 metros, tienen 3-4 alturas y el número de manzanas es muy reducido. Estas nuevas operaciones, por su escaso tamaño, quedan aisladas entre grandes areas suburbiales de edificaciones diversas, y son incapaces de afectarlas o influirlas con su raquítico ¨orden¨.
Pensamos que estas operaciones nostálgicas no son el camino a seguir en la definición de los nuevos territorios urbanos. El borde no es una simple abstracción, sino más bien una categoría genérica para unas situaciones concretas que tienen sus propias leyes. Nuestro papel debería ser intentar leer esos lugares y proponer soluciones con una lógica particular (la misma lógica quizás que las propias redes e infraestructuras que los generan), sin proponer estereotipos globales. Hemos de depositar, por el contrario, la confianza en una buena lectura del lugar como mecánica de crecimiento de la ciudad en esos nuevos límites a urbanizar.
Para abordar el crecimiento de la ciudad necesitamos la mayor flexibilidad, la mayor libertad de movimiento, por lo que el planteamiento, ya esbozado, de los nuevos ensanches va en contra de los parámetros que surgen y definen los lugares a intervenir. Las areas surgidas en los bordes urbanos son areas inconexas entre sí, pero bien comunicadas por las redes de infraestructuras que los delimitan.
Estas areas suelen ser de diverso tamaño, pero generalmente son pequeñas, sin capacidad para influir en el crecimiento global de la ciudad.
Las topografías donde hemos de operar son diversas. Nos enfrentamos a una situación distinta. No se busca el mejor lugar para que la ciudad crezca, sino que la ciudad crece ajustandose a sus nuevas infraestructuras, que debido al gran avance tecnológico en este campo, pueden aparecer sobre espectaculares puentes, túneles, terraplenes,...etc.
Así la vivienda ha de ajustarse a estos restos de territorio, resultantes de la implantación de las nuevas redes. Ya no existe una cota 0 clara, ni una rasante uniforme. Esta situación que puede ser sugerente e incluso enriquecedora para abordar el proyecto de edificación, choca con los planes urbanísticos excesivamente genéricos, que abordan la definición de estos nuevos territorios. Nos encontramos con un enfrentamiento entre normativa y realidad. Es patético contemplar cómo se fijan unas alineaciones de cornisa horizontales de edificaciones en manzana cerrada que salvan desniveles en su longitud de fachada de hasta 8 ó 10 metros, debido a lo irregular del lugar en donde se insertan, creando un choque, una agresión innecesarios de la edificación en el paisaje urbano.
La ciudad crece cada vez más rápidamente generando situaciones muy diversas que requerirán, también, soluciones y planteamientos diversos para definirlas.Estos ¨vacíos urbanos¨requerirán una mayor flexibilidad a la hora de abordarlos, no ha de existir, pues, una única tipología que los construya. Cada lugar necesita una solución, una manera concreta de ser definido. Por esta razón, pensamos que el bloque abierto, bien como pieza aislada o como serie, se adapta mucho mejor a situaciones diversas. Suele ser un tipología más flexible en unos emplazamientos con orientaciones poco claras y con topografías especialmente variadas.
Pero ¿cómo hemos de plantear este bloque abierto en la actualidad?. Parece que al pensar en el bloque caemos en algo anacrónico, superado. De hecho si ha surgido este movimiento planificador y retrogrado de los ¨mini-ensanches¨y las aglomeraciones de viviendas adosadas, es como consecuencia del bloque que ha construido e infectado nuestras ciudades. De todos es sabido lo que han supuesto los bloques en H de 8, 10 ó más alturas, sin ningún análisis volumétrico o visual, siendo instrumentos para la creación de grandes densidades en cualquier periferia de cualquier ciudad.
El bloque abierto posible en la actualidad es aquel que sepa recuperar aquellas valencias expresadas por Le Corbusier o Gropius, y que si en su tiempo fueron de dificil o imposible aplicación, en el nuestro, con todo lo que ha llovido desde entonces, podrían sernos de mucha utilidad.
La ESCALA, la GRAN ESCALA, es una de las cualidades que tiene el bloque abierto. En la actualidad, para alcanzar la mayor rentabilidad en las pequeñas edificaciones que se construyen, los elementos comunes son cada vez más reducidos para así cumplir los absurdos parámetros de la promoción inmobiliaria (relación entre las superficies construida y util). Si hacemos crecer en altura y dimensión la edificación, reduciríamos la incidencia de los elementos comunes (escaleras, portales, galerías) en el conjunto de la superficie edificada, permitiendo que estos crezcan y ganen no sólo en tamaño sino en riqueza espacial.
En la sociedad actual se están produciendo grandes transformaciones que incidirán en el tipo de vivienda que hemos de construir, la aparición, por ejemplo del ¨teletrabajo¨y la ¨telecompra¨desde nuestro casa, cambian toda la estructura, no sólo doméstica, sino urbana. Las autopistas, cinturones, trenes,... están concebidos para desplazar a los habitantes a los centros de trabajo y comercio. Estamos ante una realidad en donde las casas, que hasta ahora se han concebido como lugares de descanso y reposo basicamente, pueden convertirse en lugares de trabajo.
Se invierten ciertos términos. Las casas tenderán a ganar valor y cuidado en su diseño. Podrán ser más dispersas, la concentración y aglomeración urbana, cada vez más, carecerá de sentido alrededor de las oficinas y comercios de los centros urbanos.
Esta situación descrita, trabajo y descanso en el area de la casa, nos lleva a pensar que quizás se podrían ¨reinventar¨ nuevas ¨Unités d´habitation¨ híbridas, que recuperen y liberen el territorio y que incorporen, en una misma edificación, el trabajo, el comercio , el ocio y el descanso.
Quizás lo que soñaron los Maestros del Movimiento Moderno nos corresponda a nosotros realizarlo, al cumplirse en nuestros días gran parte de todo aquello que ellos soñaron como posible y que no llego a tiempo para ayudarles a construir sus sueños (grandes redes de comunicación, ciudad descongestionada y centrífuga, donde se podrá realizar toda la actividad de trabajo, comercio y ocio en areas próximas a la vivienda con independencia de los grandes centros urbanos en declive).
PROYECTO Y VIVIENDA. REINVENTAR EL ESPACIO DOMESTICO.
Al hablar de las transformaciones y cambios en la ciudad, hemos llegado a la conclusión de que no hay modelo único de ciudad, pero sí el concepto de vacío urbano, complejo, inabordable.
Respecto a la vivienda ¿ha de ocurrir lo mismo?.
Sin duda alguna, los modos de vida están cambiando rápidamente, debido a diversas circunstancias:
-. La mujer se ha incorporado al mundo del trabajo y, como consecuencia de esto, se ha reducido su papel doméstico.
-. Menor dimensión de la unidad familiar (pocos hijos y ausencia de ancianos que han sido realojados en residencias).
-. Parejas inestables (lo que desemboca en un número creciente de personas que viven solas).
-. El gran desarrollo de las nuevas tecnologías informáticas aplicadas al mundo del trabajo y servicios que posibilitan el ¨teletrabajo¨ó la ¨telecompra¨ desde la propia vivienda.
-. Se conciben de manera diferente lugares de la vivienda hasta ahora entendidos como ajenos a los posibles cambios. La cocina y el baño ya no son lugares marginales sino lugares con un alto nivel tecnológico (horno microhondas, lavavajillas, lavadora, secadora, hidromasaje, sauna, gimnasio,...) convertidos en areas de esparcimiento y ocio. Los baños pueden estar abiertos a otras estancias, con una parte funcional (ducha, hidromasaje e inodoros perfectamente estancos) y una parte más luminosa, quizá en fachada. O la cocina-comedor como laboratorio de experimentación con los pequeños electrodomésticos.
-. La casa se tiende a usar de forma distinta los fines de semana, o durante el día y la noche. ¿Por qué un dormitorio mínimo debe tener 6 m2. sólo destinados a dormir?.
-. La necesidad de una casa para ¨toda la vida¨ es cada vez menos real. La demanda de movilidad en el trabajo hacen que en muchos casos la unidad familiar cambie su lugar de residencia (pais, continente,...) en periodos muy cortos de tiempo.
Ante tales posibilidades cabe preguntarse si la normativa resulta excesivamente rígida al fijar un estandar de vivienda que hace implanteables situaciones de transformación. Consecuencia de estos nuevos modos de vida, la vivienda ha de alcanzar el mayor grado posible de flexibilidad, entendida como espacio vacío, con los elementos precisos de instalaciones ordenando, en compactos o núcleos de servicio, el espacio habitado.
El espacio interior doméstico se concibe como un espacio neutro, como un vacío que hay que colonizar. Es interesante ver cómo los mismos problemas que detectamos a nivel urbano, de ciudad, como su indefinición, sus límites, sus bordes, la aparición de lugares o vacíos por colonizar; se vuelven a reproducir al hablar de la vivienda. El espacio urbano y el espacio privado habitable, adquieren una identidad que nos estimula a la hora de incidir en la búsqueda de una mayor flexibilidad como principio de solución para los dos ámbitos.
Al trasladar la lectura urbana al espacio interior de la vivienda hemos de operar en sus límites, en el perímetro, en su periferia, agrupando los elementos servidores entorno al vacío para habitar, para ¨conquistar¨. Surgirán medianeras gruesas, o fachadas con servicios que operan como filtros. Son grandes condensadores capaces de albergar usos variados, e incluso , gracias a la tabiquería móvil, podemos subdividir en diferentes periodos de actividad el gran vacío interior.
Si concebimos el espacio habitable como vacío, nos permite incorporar la noción de temporalidad, de TRANSITORIEDAD. Si las partes fijas, permanentes, se agrupan en ¨núcleos¨ de servicios y las partes cambiables se alojan sin divisiones rígidas y con criterios de temporalidad, los cambios que sufra la unidad familiar a lo largo del tiempo, serán resueltos sin profundas y costosas transformaciones. En la definición de la vivienda hemos de fijar y agrupar claramente lo que es permanente y lo que es efímero, lo que es fijo y lo que es susceptible de ser cambiado.
El territorio privado, concebido como un espacio vacío a conquistar, debido a las nuevas estructuras sociales (diversas etnias, dimensión y tipo de familia, trabajo en casa, mayor tiempo de ocio,....), se ha de convertir en un lugar rico en expectativas, lugar cambiante, estimulador de las más diversas actividades humanas.
En otro orden de cosas, podemos estar asistiendo a un proceso de fragmentación de la vivienda. Es un hecho que se desayuna y come en cafés ó lugares de comida rápida, pero además van cobrando mayor relevancia las lavanderías ó las saunas públicas que pueden incidir en el proceso de restar funciones básicas a la vivienda. No ya sólo pierden protagonismo el salón y el comedor, sino también se transforman la cocina y los baños. Por otra parte, hemos explicado cómo, si no de manera todavía generalizada, va aumentando el trabajar en la propia casa, restando la vivienda esa función a la esfera pública y urbana. Por tanto, se tiende a un intercambio mayor de funciones entre el espacio privado y el espacio urbano.
Durante mucho tiempo se ha relacionado flexibilidad con un mayor tamaño de la vivienda, lo que supone una vivienda más costosa. Pensamos que es posible adaptar criterios de flexibilidad para alcanzar, precisamente, una menor superficie más cualificada, incluso dentro de los parámetros de 90 m2. utiles para viviendas económicas.
Precisamente porque el factor económico obliga a la racionalización y normalización en la vivienda de bajo presupuesto y se constata un aumento en la complejidad de los servicios internos, la casa debe ser flexible, con una clara distinción de elementos servidores y areas de estancia. Para alcanzar este propósito la construcción en esqueleto es el sistema más adecuado. Hace posible métodos de edificación racionalizados y, al mismo tiempo, la división sin trabas del interior. Si consideramos las cocinas y los cuartos de baño, por sus instalaciones, como núcleos fijos, el espacio restante puede ser partido por medio de paredes móviles. En función del día ó la noche el espacio de la casa puede variar, transformarse. En el periodo de máxima actividad, durante el día, las paredes se recogen y las camas se ocultan en los nichos bajo los armarios de la espina central. Es por la noche cuando el espacio se vuelve a compartimentar y surgen habitaciones y camas para el periodo de descanso.
Hay que intentar diseñar un sistema de crecimiento sobre una estructura inicial muy elemental de nucleos fijos.
Con planteamientos como los expuestos de flexibilidad, podríamos plantear la vivienda ïnacabada¨, con la que reducir costes, mejorar superficies y alcanzar una mayor calidad.
Construyamos una vivienda donde la inversión inicial de compra, siempre limitada, se dedique a conseguir una localización urbana adecuada, la mayor superficie posible y unos elementos comunes mejores.
Situación muy diferente a la que podemos observar en otras areas de la construcción como es el mundo de los edificios de oficinas.
En el edificio de oficinas se busca el aprovechamiento de toda la superficie sin señalar su compartimentación. El promotor construye un edificio perfectamente acabado en sus elementos comunes: estructura, fachada, accesos, aire acondicinado, instalaciones, etc....
El comprador acometerá una segunda etapa de la construcción en la que marcará las compartimentaciones, acabados, etc..., de acuerdo a sus posibilidades económicas.
Las técnicas industriales, incluso las del mundo del automovil, se han incorporado a los modernos edificios de oficinas. Se ha buscado una mejor calidad y una, cada vez mayor, sencillez en el montaje.
El tiempo de construcción es una variable que incide de forma dramática en la construcción de viviendas tradicionales. Reduciendo sólamente este factor obtendríamos un ahorro significativo en los costes finales.
La casa se ha de aproximar al mundo de los espacios de oficina, para así insertarse en la dinámica de cambios e innovaciones de todo un sector creado para su construcción, que continuamente ofrece nuevas alternativas para ayudar a aumentar la calidad a unos costes cada vez menores.
En el ámbito de la vivienda económica al hablar de espacios pequeños y flexibles nos surge un concepto primordial, como es el del INVENTO. Hemos de reinventar el espacio doméstico, convertir, a través de elementos mueble, el espacio pequeño en grande, en lugar transformable.
MIES VAN DER ROHE decía que las cosas difícilmente cambian. Son siempre las mismas, más o menos. Lo que sí puede cambiar es la manera de colocarlas, de reinventarlas. Decía: ¨el ejército y los soldados son las cosas de la casa pero la batalla es la Arquitectura¨. El inodoro, la cama, el armario, el mueble de cocina estandarizado son los mismos por los que luchamos en esta batalla, pero por una nueva manera de ordenarlos.
Las paredes se convierten en muros gruesos que alojan funciones de acumulación y almacenaje, los planos móviles desaparecen o se abaten formando una mesa que a la vez puede ser compartida por dos estancias diferentes, las camas pueden ser alojadas en las paredes-armario ó incluso debajo del pasillo que da acceso a los servicios de la casa, ...etc.... Situaciones diversas que abren todo un campo de posibilidades para redifinir la esfera doméstica.
El mueble ha de ser concebido como elemento flexible, transformador del espacio, no como decorador de la casa.
En definitiva, como conclusión, constatamos, a través del análisis expuesto, que en la definición del espacio domestico urbano actual hemos de utilizar criterios de flexibilidad , ya sea a nivel urbano (dialogo entre las redes de infraestructuras entendidas como núcleos de servicios urbanos fijos y el territorio resultante como un vacío donde opera la edificación con un planeamiento más abierto); a nivel de proyecto de la vivienda ( relación entre los núcleos de servicios fijos --baño, cocina, almacenamiento,...-- y el espacio vacío estancial donde mediante elementos móviles o cambiables se generan los usos demandados); y, por último a nivel de amueblamiento donde éste se ha de reinventar, reordenar, para atender con criterios flexibles a multiples requerimientos a los que se le ha de someter.
Madrid. Febrero. 2000.
Igual que sucede cuando compramos un ordenador y con posterioridad vamos añadiendole aparatos ¨periféricos¨, o un equipo de alta fidelidad, que una vez comprado tiene conexiones previstas para incorporarle aparatos obtenidos en futuras adquisiciones. En la vivienda se puede operar de la misma forma.
En la compra de una primera vivienda, el comprador con pocas posibilidades económicas, se ve obligado a adquirir una vivienda ¨acabada¨ , tabicada de una forma laberíntica construida con bajas calidades.
Esta situación de vivienda ¨acabada¨ construida con bajo presupuesto a frenado la posibilidad de innovación, de introducir nuevos materiales y sistemas en su construcción.
“The HOUSE is a BOX with doors and windows that open” (LE CORBUSIER)
Let´s think about the basic conceptual space, the box or the cube. Let´s decide what scale is right for its use, what makes it inhabitable and from there, we can size the space according to its human-scale elements: window, door, chair, table. Everyday elements in a spatial operation that is simplified by the cube.
Doors and windows, gaps that look out and link the exterior and interior for us; that frame a chain of serial landscapes for us.
The Marseilles Unité d´Habitation includes LE CORBUSIER´s statement quoted at the head of his text. Clarity and complexity. Clarity in its structure and exterior conception and complexity in its interior world of crossed dwellings in double spaces with detailed functional sizing.
The box is a neutral, protective envelope that can hold multiple forms and a wide diversity of objects arranged inside. Its cubic, cylindrical or other exterior form has its own rules for stacking or adjacency with other boxes, but they never explain the objects and forms inside.
The discussion will try to cover the major aspects of group housing, looking at the dwelling on each of its scales, as an inserted box or container, in relation to its urban surroundings and as a inhabitable interior space or cavity.
The first scale is the one that refers to the house and insertion in the idea of the CITY, while the second involves its definition as a PROJECT in which new parameters that affect its configuration and programme are manifested, as well as new techniques, new materials and systems that help to optimize costs, particularly in social housing where minima become “maxims”.
When we look at the present state of our cities where the new buildings have to be inserted, we see that there is a new urban order in which 19th century urban growth, based on the continuation of closed, compact construction, has to give way to a type of growth linked to communication and transport networks that are spreading across the land. We are at a critical point in which infrastructure is becoming more prominent that the buildings themselves.
Housing construction is thus new operating on borderline situations- borderlines of networks and borderlines of cities. These borders are need a new urban IMAGE.
In the 19th century, housing was a neutral continuum that went along, filling in the line of expansion zones and producing a pre-set image of the city. The city´s image was prior to its construction, there was an overall vision; we knew what it was going to be like, and it could be drawn before it was built. The streets in this city were regarded as “graves”, an ultimate consequence of the residential continuum. Now cities are growing in a completely different way: they are spreading in transportation rings, and the voids generated by them are only filled in later. The new street is infrastructure, motorway, the inverse situation to old streets in the expansion areas. The city is starting to be designed on the basis of its motorways, and the residential buildings are only constructed afterwards. This happened in Madrid between the first ring of “Boulevards” and the M-30 ring road. Now we are witnessing an outrageous pace of construction between the M-30 and the more recent M-40 ring road, and plans have already been drawn for the area between M-40 and the M-50, that is now under construction.
In this new urban concept, there is no longer an overall idea, just the sum of individual actions. The concept of place has been transformed; it is now an uncontrolled, almost random event which requires us to focus more on the specific aspects of the place when we design rather than overall proposal that do not fit in with a specific reality around us.
We are now witnessing a “nostalgic” sort of planning that tries to shift the values of the 19th century city to the new edges. They propose ridiculous “mini-expansion areas” in the outskirts, small blocks that are doubtlessly also the fruit of minimal or non-existent imagination when the time came to think about the current city.
Expansion areas need scale, dimensions, height, and space in the city. Previously, we had 100x100 o 150x150 metre block dimensions, 6-7 storeys and large urban areas occupied by the old-style expansion areas. Now the modern “mini-expansion areas” have blocks which in some cases are barely 45x45 metres, 3-4 storeys and a quite small number of towers. Due to their small size, these new operations are left isolated between large suburban areas of diversified construction types, and are incapable of affecting or influencing them with their feeble “order”.
We do not think that these nostalgic operations are the right line to follow in the definition of the new urban territories. The edge is not a simple abstraction. It is a generic category for specific rules. Our role should be to try and read these places and propose solutions with a specific logic (possibly the same logic as the networks and infrastructure that generate them), without proposing general stereotypes. We have to place our trust in a good interpretation of the place as the growth mechanism for the city on these new edges that are being urbanized.
In order to tackle the growth of the city, we need the greatest degree of flexibility and freedom of movement. In this context, the predominant approach of the new expansion areas is contrary to parameters that arise from and define the site for the operation. The areas that appear on the city limits are areas with no interconnection but good links with the infrastructure networks that define them.
These areas tend to have varying sizes, but are generally small and unable to influence the overall growth of the city.
The topographies where we have to work are diverse. We are faced with a different situation. The aim is not to seek the best places for the city to grow, but rather to ensure that the city grows within the limits of its new infrastructure which, due to technological progress in this field, can appear in the form of spectacular bridges, tunnels, embankments, etc.
So housing has to fit in with these territorial remnants, the result of the new networks. There is no longer any clear level 0 or a uniform grade line. This situation, which may be suggestive and even enriching when developing the construction project, clashes with the excessively generic urban development plans that define these new territories. We find ourselves faced with a confrontation between regulation and reality. It is quite pathetic to see how horizontal cornice align-ments in closed apartment blocks are set with height differences along their frontage of up to 8 or 10 metres due to the irregular allotments, creating a clash, an unnecessary aggression of the buildings on the urban landscape.
Our cities are growing at an ever-faster pace, generating highly varied situations that will also require varied solutions and approaches to define them. These “urban voids” will require more planning flexibility. They must not, therefore, follow a single construction typology. Each place needs its own solution, a specific way to define it.
Our culture is perceived as a TERRITORY, a LANDSCAPE regarded as artificial, articulated by MOBILITY and COMMUNICATION that form its backbone.
The new situation makes it necessary to formulate new “projects strategies” that can generate new, flexible “open systems” and not “closed composition”.
A movement-oriented city has other dimensions, it spreads across its territory, it dismembers its road grid, its shops, bars, houses and hotels, etc… Its fabric becomes much more open, which forces us to read the city from other parameters.
The new type of plan I able to express the city is a MAP of ROADS, intersections, pavements and congestion points that cluster around them.
This is how the American MALLS arise, which have already been introduced into our cities. These are the new hubs of urban activity. They are COAGULATIONS in a fluid, arterial road network.
Even within these shopping centres and activities, we find we can also circulate and be carried along a different secondary road network with escalators that return us to a contemplative position after our movement.
These plaza/centre MALLS act like large consumer and activity billboards. They facilitate access by car and use all the mechanisms of roadside hoardings.
The important of CONSUMPTION is decisive in all our urban space. ADVERTISING is what identifies our idea of the city. Advertising buildings, billboards, urban light- all associated with the message.
If we position ourselves as individuals to face the reality of the modern city, we feel a sort of VERTIGO. We are identified as pedestrians who are not catered for in this city cluster, which has been designed as a car-based area. We are on the LIMIT, on the edges where we have to generate our “living space”. This living space will be a cross between urban and private situations.
In both residential and urban terms, we have to interpret our time as being made of jolts, uprooting, surprises and intersecting situations. A time of provisional, trivial spaces that make it unusual and artificial.
We operate on the LIMITS, limits between reality: the city boundary (periphery, freeway, etc.) and limits of surface, standards and housing regulations; and emotion: lack of definition, perception of changing uses, a sensation of new and future requirements.
In our culture, we have to operate by defining and breathing life into the “NON-PLACE”, edge spaces that are constantly changing, unfinished and “expectant”.
How must we design our space for it to be inhabited? After everything that has been said about the city of mobility, the first attempt could be to turn the car into a new home: a convertible vehicle with TV, fax, phone, computer, music, beds, kitchen, bar, etc… We would not to be far off the track, because in fact that is precisely the trend in every brand and advertising sales pitch, which associate the car with the concept of refuge, a source of comfort and a convertible place with multiple usage options.
If we stop to think what or which features define our Home for us, we see that it is made up of a growing number of consumer goods, appliances that are destined to resolve a growing number of household functions.
For us, the house is increasingly becoming a KITCHEN space. Observing and analyzing the image of a person´s movement around the kitchen, we see that it consists of a shroud of usage and storage objects that totally define the kitchen. But don´t think that has always been the case. The kitchen used to consist of a hearth a central table. Everything used to be stored in the pantry because there were very few utensils and the rest consisted of a stored food.
The immediate consequence of the dwelling as a KITCHEN is to arrange it as such, clustering all the functions around the edges, walls, floors and even ceilings, leaving the rest of the space in the house free, empty, but determinate by its functional perimeters.
In our current debate, similar strategies to the ones described above are be3ing to predominate in an attempt to gain greater FLECIBILITY in domestic space. However, this was proposed long ago in the USA in the form of the MOBILE HOME of the 1950´s. The domestic space concept defined by the order and situation of electrical appliances became part of the car´s quality- the concept of mobility that is so deep-seated in the US pioneering culture.
CARAVANS were gradually redefined until they were designed almost like big appliances with all the rest inside their shells. One design that spread quickly was the AIRSTREAM, which had a similar mass-production system to aircraft fuselages, with extremely light aluminum structures that made them easy to tow, not only by a car but even by a cyclist. They contained a minimal space with a single central void surrounded by a furniture system built into the walls, and fulfilling all the necessary functions- cooking- eating- living- storing- washing- sleeping. Productions costs came down and different caravan modulations were offered depending on the customer´s requirements.
In the modern space, the master planners proposed the concentration of the fixed elements in the house into a single unit in order to create a continuous, fluid place. In the “Petit Maison” (1923), designed by LE CORBUSIER for his mother on Lake Geneva, he arranged a rectangular surface with a central spine to hold the functional elements that defined all the rest of the space in the house.
F. LLOYD WRIGHT´s STURGES house (1939) and MIES VAN DER ROHE´s FANSWORTH house (1945-50) laid out a thick, single linear unit that held all the fixed items of the brief for the house, although the former case was also structural, with the wall anchoring the cantilevered platform of the house to the ground, while in MIES´ design, it was a feature that sought an absolute spatial order that is free of a bearer function.
With all these cases were linked to specific residential situations, they did open up an experimental field which even now can help us to resolve the problems of community housing in our cities from more flexible positions and resolve the diversity of overlapping situations in a building.
Without a doubt, our lifestyles are changing rapidly because of a range of circumstances:
- Women have entered the workforce and as a result, their role in the household has reduced.
- Smaller size of the family unit (fewer offspring and no elderly relatives, who have been rehoused in specialized homes).
-Unstable couples (which has led to a growing number of people who live on their own).
- The fast development of new computer technology applied to work and services, which makes telecommuting and teleshopping perfectly feasible.
- The role of various parts of the home, hitherto regarded as being unrelated to possible changes are now perceived in a different light. The kitchen and the bathroom are no longer fringe areas, but rather as places with a high level of technology (microwave, dishwasher, washing machine, dryer, Jacuzzi, sauna, gymnasium, etc.). They have turned into recreational and leisure zones. The bathroom can be open to other rooms, with one part that is functional (perfectly isolated shower, Jacuzzi and toilets) and another part that is more luminous, possibly on the outer wall. Or the kitchen-dining room as a laboratory to experiment with small appliances.
- The house tends to be used differently at weekends, during the day and the night. Why should a minimal bedroom be 6 m2 just to sleep in? A bedroom could be a fold-up bed that lets the space also be a rumpus room, a study or a workroom by day.
In the light of all these possibilities, we might ask ourselves whether the rules are perhaps too inflexible when they define standard dwellings that make these types of transformation situations impossible to propose.
As a consequence of these new lifestyles, the dwelling has to become as flexible as possible. It has to be regarded as an empty space that contains the necessary facilities, compacted or in service cores, determining the layout of the inhabited space.
The interior domestic space is conceived as a neutral space, a void that has to be colonized.
It is interesting to see how the same problems we detect at the urban or city level- its lack of definition, its limits, its edges, the appearance of planes or voids to be colonized, are all reproduced when we speak about the dwelling. Inhabitable urban space and private space take on an identity that encourages us in our search for greater flexibility as a starting point for the solution of the two environments.
When the urban interpretation is brought inside the dwelling, we have to work on its limits, its perimeter, its periphery, clustering the service elements around the inhabitable void; a “conquest”. We have to produce thick party walls of facades with services that act as like filters. These are large condensers that can hold a variety of uses, and we can even subdivide the large interior void during different periods of the day using mobile walls.
If the inhabitable space is regarded as a void, we can include, we can include the notion of temporality, of TRANSIENCE. If the fixed, permanent parts are clustered into service “cores” and the changeable parts inserted without rigid divisions but rather with temporality criteria, the changes in the family unit over the time can be resolved without complex, costly renovations. When we define the dwelling, we have to clearly define and cluster what is permanent and what is ephemeral, what is fixed and what is potentially changeable.
Private territory, regarded as an empty space ready to be conquered, must become a place that is rich in expectations, a changing place a stimulator of the broadest diversity of human activities because of the new social structure (diverse ethnic groups, dimension and family types, telecommuting, greater leisure time, etc.).
On another level, we may well be witnessing a process of housing fragmentation. The fact is that while we have breakfast and lunch in cafés and fast food shops, launderettes and public saunas are also becoming more common, which may well help to detract from the basic functions of the home. Now it is not just the living and dining rooms that are losing prominence in the house. The kitchen and the bathroom are also changing. We have explained how more (but no terribly many) people are working from home, a function which is making the house withdraw from the public, urban sphere. So there is a growing tendency for private and public spaces to exchange functions.
For a long time, flexibility has been associated with a larger home size, which makes housing more expensive.
We think is possible to adapt flexibility criteria in order to achieve precisely the opposite: smaller, more qualified spaces, even within the 90 m2 parameters set for low-cost apartments.
The home must be flexible, with a clear distinction between service elements and living areas, precisely because the economic factor obliges rationalization and standardization in low-cost housing and there is clear evidence of an increasing complexity of internal services. Skeletal construction is the most appropriate system to achieve this goal. It permits rationalized construction methods and at the same time, unfettered interior divisions. If we consider kitchens and bathrooms as fixed cores on the basis of their firings, the remaining space can be divided by mobile walls. The home space can vary or transform by day or night. During periods of peak activity during the day the walls are folder back and the beds are retracted into niches under the wardrobes in the central backbone. At night, the space is compartmented again with rooms and beds reappearing for the rest period.
When we talk about small, flexible spaces we imagine a primordial concept, the INVENTION. We have to reinvent the domestic space, convert small space into large space and make it a transformable place through the use of furniture elements.
MIES VAN DER ROHE once said that things hardly change. They are always more or less the same. What certainly can change is the way they are arranged, the way they can be reinvented. He said, “The army and the soldiers are the things in the house but Architecture is the real battle”. The standardized toilet, bed, wardrobe, kitchen cabinet are the same ones that we are struggling over in this battle, but now we are fighting for a new way to organize them.
The partitions have become thick walls that hold collection and storage functions, the mobile planes disappear or fold up to form a table that can also be shared by two rooms, the beds can be recessed in the wardrobe/walls or even under the corridor leading to the service area, etc. These diversified situations open up a whole range of possibilities for redefining the domestic domain.
The furniture has to be designed as a flexible element, a transformer of space, not as decoration for the house.
Ultimately, our analysis shows that in order to understand our contemporary landscape, we have to use open systems and flexible criteria, whether they be at the urban level (dialogue between infrastructure networks understood as fixed urban service cores and the resulting territory as a void in which the building works on a more open plan), or at the housing project level (relationship between the fixed service cores - bathroom, kitchen, storage, etc.- and the empty living space where the required uses are generated by means of mobile or changeable elements).
INHABITING THE BOX
HABITAR LA CAJA
¨La CASA es una CAJA en la que se abren puertas y ventanas¨. (LE CORBUSIER)
Pensemos en ese espacio conceptual base que es la caja o el cubo y determinemos qué escala es la de su uso, la que la hace habitable y, a partir de ahí, dimensionemos el espacio en función de los elementos que le son propios a la escala humana: la ventana, la puerta, la silla, la mesa. Elementos cotidianos en una operación de espacio simplificada por el cubo. Puertas y ventanas, huecos que se asomen y nos comuniquen el exterior y el interior, que nos enmarquen una cadena de paisajes en serie.
La Unité d´Habitation de Marsella recoge la afirmación de LE CORBUSIER que encabeza el texto. Claridad y complejidad. Claridad en su estructura y concepción exterior y complejidad en su mundo interior de viviendas cruzadas en dobles espacios con un minucioso dimensionado funcional.
La caja es un envoltorio protector neutro en el que caben múltiples formas y una gran diversidad de objetos dispuestos en su interior. Su forma exterior, ya sea cúbica, cilíndrica u otra, tiene sus propias leyes de apilamiento o vecindad con otras cajas, pero nunca la de explicar el objeto y forma contenida.
Lo que pretendemos analizar aquí son los aspectos más significativos de la vivienda colectiva, que pasa por abordarla en cada una de sus escalas, como caja o contenedor insertado y en relación con el entorno urbano y cómo espacio o cavidad interior habitable.
La primera sería la que hace referencia a la vivienda y su inserción en la idea de CIUDAD; y la segunda su definición como PROYECTO donde se manifiestan nuevos parámetros que incidirán en su configuración y programa, así como las nuevas técnicas, los nuevos materiales y sistemas que ayudan a optimizar los costes, sobre todo en la vivienda social donde los mínimos se convierten en ¨máximos¨.
CIUDAD Y VIVIENDA. LA IMAGEN.
Al examinar la situación actual de nuestras ciudades, en donde se han de insertar las nuevas edificaciones, hemos de constatar la existencia de un nuevo orden urbano en el que el crecimiento de la ciudad decimonónica, basado en el continuo de edificación cerrada y compacta, dejaría paso a un crecimiento ligado a las redes de comunicación y transporte que avanzan sobre el territorio. Estamos en un momento crítico, donde la edificación pierde protagonismo frente a las infraestructuras.
La construcción de viviendas opera, así, en situaciones de borde, borde de redes y borde de ciudad. Estos bordes precisan una nueva IMAGEN urbana.
En el siglo XIX la vivienda era aquel continuo y neutro que iba rellenando el trazado de los ensanches, obteniendo así una imagen prefijada de ciudad. La imagen de la ciudad era previa a la construcción de la misma, existía una visión global, ya se sabía cómo iba a ser, y se podría dibujar antes de construirla. En nuestras ciudades actuales esto pasa cada vez en menor medida. Ahora las ciudades crecen de forma muy distinta, crecen en anillos de comunicaciones y, con posterioridad, se van llenando los vacíos que se generan entre estos. En Madrid así sucedió entre el primer anillo de las Rondas y la autopista M-30, en la actualidad se está construyendo desaforadamente entre la M-30 y el nuevo anillo M-40, y ya se está recogiendo en el planeamiento el area delimitada entre la M-40 y la, ya en fase de construcción, M-50.
En esta nueva concepción urbana ya no existe una idea global, sino la suma de acciones puntuales. Se ha transformado el concepto de lugar, éste es incontrolado, casi fruto del azar, el cual demanda que al proyectar las nuevas edificaciones atendamos más a los aspectos concretos del lugar que a planteamientos generales no ajustados a la realidad concreta que nos rodea.
Asistimos en la actualidad a un tipo de planeamiento ¨nostálgico¨, que intenta trasladar los valores de la ciudad del XIX a los nuevos bordes. Se plantean ridículos ¨mini-ensanches¨ en el extrarradio, pequeñas manzanas que, sin duda, obedecen también a pequeños ó escasos esfuerzos de imaginación a la hora de pensar la ciudad actual.
El ensanche necesita escala, dimensiones, altura, extensión en la ciudad. Frente a dimensiones de manzana de 100x100 ó 150x150 metros, 6 -7 alturas y ocupación de grandes areas urbanas de los antiguos ensanches, los actuales ¨mini-ensanches¨plantean manzanas que en algunos casos miden 45x45 metros, tienen 3-4 alturas y el número de manzanas es muy reducido. Estas nuevas operaciones, por su escaso tamaño, quedan aisladas entre grandes areas suburbiales de edificaciones diversas, y son incapaces de afectarlas o influirlas con su raquítico ¨orden¨.
Pensamos que estas operaciones nostálgicas no son el camino a seguir en la definición de los nuevos territorios urbanos. El borde no es una simple abstracción, sino más bien una categoría genérica para unas situaciones concretas que tienen sus propias leyes. Nuestro papel debería ser intentar leer esos lugares y proponer soluciones con una lógica particular (la misma lógica quizás que las propias redes e infraestructuras que los generan), sin proponer estereotipos globales. Hemos de depositar, por el contrario, la confianza en una buena lectura del lugar como mecánica de crecimiento de la ciudad en esos nuevos límites a urbanizar.
Para abordar el crecimiento de la ciudad necesitamos la mayor flexibilidad, la mayor libertad de movimiento, por lo que el planteamiento, ya esbozado, de los nuevos ensanches va en contra de los parámetros que surgen y definen los lugares a intervenir. Las areas surgidas en los bordes urbanos son areas inconexas entre sí, pero bien comunicadas por las redes de infraestructuras que los delimitan.
Estas areas suelen ser de diverso tamaño, pero generalmente son pequeñas, sin capacidad para influir en el crecimiento global de la ciudad.
Las topografías donde hemos de operar son diversas. Nos enfrentamos a una situación distinta. No se busca el mejor lugar para que la ciudad crezca, sino que la ciudad crece ajustandose a sus nuevas infraestructuras, que debido al gran avance tecnológico en este campo, pueden aparecer sobre espectaculares puentes, túneles, terraplenes,...etc.
Así la vivienda ha de ajustarse a estos restos de territorio, resultantes de la implantación de las nuevas redes. Ya no existe una cota 0 clara, ni una rasante uniforme. Esta situación que puede ser sugerente e incluso enriquecedora para abordar el proyecto de edificación, choca con los planes urbanísticos excesivamente genéricos, que abordan la definición de estos nuevos territorios. Nos encontramos con un enfrentamiento entre normativa y realidad. Es patético contemplar cómo se fijan unas alineaciones de cornisa horizontales de edificaciones en manzana cerrada que salvan desniveles en su longitud de fachada de hasta 8 ó 10 metros, debido a lo irregular del lugar en donde se insertan, creando un choque, una agresión innecesarios de la edificación en el paisaje urbano.
La ciudad crece cada vez más rápidamente generando situaciones muy diversas que requerirán, también, soluciones y planteamientos diversos para definirlas.Estos ¨vacíos urbanos¨requerirán una mayor flexibilidad a la hora de abordarlos, no ha de existir, pues, una única tipología que los construya. Cada lugar necesita una solución, una manera concreta de ser definido. Por esta razón, pensamos que el bloque abierto, bien como pieza aislada o como serie, se adapta mucho mejor a situaciones diversas. Suele ser un tipología más flexible en unos emplazamientos con orientaciones poco claras y con topografías especialmente variadas.
Pero ¿cómo hemos de plantear este bloque abierto en la actualidad?. Parece que al pensar en el bloque caemos en algo anacrónico, superado. De hecho si ha surgido este movimiento planificador y retrogrado de los ¨mini-ensanches¨y las aglomeraciones de viviendas adosadas, es como consecuencia del bloque que ha construido e infectado nuestras ciudades. De todos es sabido lo que han supuesto los bloques en H de 8, 10 ó más alturas, sin ningún análisis volumétrico o visual, siendo instrumentos para la creación de grandes densidades en cualquier periferia de cualquier ciudad.
El bloque abierto posible en la actualidad es aquel que sepa recuperar aquellas valencias expresadas por Le Corbusier o Gropius, y que si en su tiempo fueron de dificil o imposible aplicación, en el nuestro, con todo lo que ha llovido desde entonces, podrían sernos de mucha utilidad.
La ESCALA, la GRAN ESCALA, es una de las cualidades que tiene el bloque abierto. En la actualidad, para alcanzar la mayor rentabilidad en las pequeñas edificaciones que se construyen, los elementos comunes son cada vez más reducidos para así cumplir los absurdos parámetros de la promoción inmobiliaria (relación entre las superficies construida y util). Si hacemos crecer en altura y dimensión la edificación, reduciríamos la incidencia de los elementos comunes (escaleras, portales, galerías) en el conjunto de la superficie edificada, permitiendo que estos crezcan y ganen no sólo en tamaño sino en riqueza espacial.
En la sociedad actual se están produciendo grandes transformaciones que incidirán en el tipo de vivienda que hemos de construir, la aparición, por ejemplo del ¨teletrabajo¨y la ¨telecompra¨desde nuestro casa, cambian toda la estructura, no sólo doméstica, sino urbana. Las autopistas, cinturones, trenes,... están concebidos para desplazar a los habitantes a los centros de trabajo y comercio. Estamos ante una realidad en donde las casas, que hasta ahora se han concebido como lugares de descanso y reposo basicamente, pueden convertirse en lugares de trabajo.
Se invierten ciertos términos. Las casas tenderán a ganar valor y cuidado en su diseño. Podrán ser más dispersas, la concentración y aglomeración urbana, cada vez más, carecerá de sentido alrededor de las oficinas y comercios de los centros urbanos.
Esta situación descrita, trabajo y descanso en el area de la casa, nos lleva a pensar que quizás se podrían ¨reinventar¨ nuevas ¨Unités d´habitation¨ híbridas, que recuperen y liberen el territorio y que incorporen, en una misma edificación, el trabajo, el comercio , el ocio y el descanso.
Quizás lo que soñaron los Maestros del Movimiento Moderno nos corresponda a nosotros realizarlo, al cumplirse en nuestros días gran parte de todo aquello que ellos soñaron como posible y que no llego a tiempo para ayudarles a construir sus sueños (grandes redes de comunicación, ciudad descongestionada y centrífuga, donde se podrá realizar toda la actividad de trabajo, comercio y ocio en areas próximas a la vivienda con independencia de los grandes centros urbanos en declive).
PROYECTO Y VIVIENDA. REINVENTAR EL ESPACIO DOMESTICO.
Al hablar de las transformaciones y cambios en la ciudad, hemos llegado a la conclusión de que no hay modelo único de ciudad, pero sí el concepto de vacío urbano, complejo, inabordable.
Respecto a la vivienda ¿ha de ocurrir lo mismo?.
Sin duda alguna, los modos de vida están cambiando rápidamente, debido a diversas circunstancias:
-. La mujer se ha incorporado al mundo del trabajo y, como consecuencia de esto, se ha reducido su papel doméstico.
-. Menor dimensión de la unidad familiar (pocos hijos y ausencia de ancianos que han sido realojados en residencias).
-. Parejas inestables (lo que desemboca en un número creciente de personas que viven solas).
-. El gran desarrollo de las nuevas tecnologías informáticas aplicadas al mundo del trabajo y servicios que posibilitan el ¨teletrabajo¨ó la ¨telecompra¨ desde la propia vivienda.
-. Se conciben de manera diferente lugares de la vivienda hasta ahora entendidos como ajenos a los posibles cambios. La cocina y el baño ya no son lugares marginales sino lugares con un alto nivel tecnológico (horno microhondas, lavavajillas, lavadora, secadora, hidromasaje, sauna, gimnasio,...) convertidos en areas de esparcimiento y ocio. Los baños pueden estar abiertos a otras estancias, con una parte funcional (ducha, hidromasaje e inodoros perfectamente estancos) y una parte más luminosa, quizá en fachada. O la cocina-comedor como laboratorio de experimentación con los pequeños electrodomésticos.
-. La casa se tiende a usar de forma distinta los fines de semana, o durante el día y la noche. ¿Por qué un dormitorio mínimo debe tener 6 m2. sólo destinados a dormir?.
-. La necesidad de una casa para ¨toda la vida¨ es cada vez menos real. La demanda de movilidad en el trabajo hacen que en muchos casos la unidad familiar cambie su lugar de residencia (pais, continente,...) en periodos muy cortos de tiempo.
Ante tales posibilidades cabe preguntarse si la normativa resulta excesivamente rígida al fijar un estandar de vivienda que hace implanteables situaciones de transformación. Consecuencia de estos nuevos modos de vida, la vivienda ha de alcanzar el mayor grado posible de flexibilidad, entendida como espacio vacío, con los elementos precisos de instalaciones ordenando, en compactos o núcleos de servicio, el espacio habitado.
El espacio interior doméstico se concibe como un espacio neutro, como un vacío que hay que colonizar. Es interesante ver cómo los mismos problemas que detectamos a nivel urbano, de ciudad, como su indefinición, sus límites, sus bordes, la aparición de lugares o vacíos por colonizar; se vuelven a reproducir al hablar de la vivienda. El espacio urbano y el espacio privado habitable, adquieren una identidad que nos estimula a la hora de incidir en la búsqueda de una mayor flexibilidad como principio de solución para los dos ámbitos.
Al trasladar la lectura urbana al espacio interior de la vivienda hemos de operar en sus límites, en el perímetro, en su periferia, agrupando los elementos servidores entorno al vacío para habitar, para ¨conquistar¨. Surgirán medianeras gruesas, o fachadas con servicios que operan como filtros. Son grandes condensadores capaces de albergar usos variados, e incluso , gracias a la tabiquería móvil, podemos subdividir en diferentes periodos de actividad el gran vacío interior.
Si concebimos el espacio habitable como vacío, nos permite incorporar la noción de temporalidad, de TRANSITORIEDAD. Si las partes fijas, permanentes, se agrupan en ¨núcleos¨ de servicios y las partes cambiables se alojan sin divisiones rígidas y con criterios de temporalidad, los cambios que sufra la unidad familiar a lo largo del tiempo, serán resueltos sin profundas y costosas transformaciones. En la definición de la vivienda hemos de fijar y agrupar claramente lo que es permanente y lo que es efímero, lo que es fijo y lo que es susceptible de ser cambiado.
El territorio privado, concebido como un espacio vacío a conquistar, debido a las nuevas estructuras sociales (diversas etnias, dimensión y tipo de familia, trabajo en casa, mayor tiempo de ocio,....), se ha de convertir en un lugar rico en expectativas, lugar cambiante, estimulador de las más diversas actividades humanas.
En otro orden de cosas, podemos estar asistiendo a un proceso de fragmentación de la vivienda. Es un hecho que se desayuna y come en cafés ó lugares de comida rápida, pero además van cobrando mayor relevancia las lavanderías ó las saunas públicas que pueden incidir en el proceso de restar funciones básicas a la vivienda. No ya sólo pierden protagonismo el salón y el comedor, sino también se transforman la cocina y los baños. Por otra parte, hemos explicado cómo, si no de manera todavía generalizada, va aumentando el trabajar en la propia casa, restando la vivienda esa función a la esfera pública y urbana. Por tanto, se tiende a un intercambio mayor de funciones entre el espacio privado y el espacio urbano.
Durante mucho tiempo se ha relacionado flexibilidad con un mayor tamaño de la vivienda, lo que supone una vivienda más costosa. Pensamos que es posible adaptar criterios de flexibilidad para alcanzar, precisamente, una menor superficie más cualificada, incluso dentro de los parámetros de 90 m2. utiles para viviendas económicas.
Precisamente porque el factor económico obliga a la racionalización y normalización en la vivienda de bajo presupuesto y se constata un aumento en la complejidad de los servicios internos, la casa debe ser flexible, con una clara distinción de elementos servidores y areas de estancia. Para alcanzar este propósito la construcción en esqueleto es el sistema más adecuado. Hace posible métodos de edificación racionalizados y, al mismo tiempo, la división sin trabas del interior. Si consideramos las cocinas y los cuartos de baño, por sus instalaciones, como núcleos fijos, el espacio restante puede ser partido por medio de paredes móviles. En función del día ó la noche el espacio de la casa puede variar, transformarse. En el periodo de máxima actividad, durante el día, las paredes se recogen y las camas se ocultan en los nichos bajo los armarios de la espina central. Es por la noche cuando el espacio se vuelve a compartimentar y surgen habitaciones y camas para el periodo de descanso.
Hay que intentar diseñar un sistema de crecimiento sobre una estructura inicial muy elemental de nucleos fijos.
Con planteamientos como los expuestos de flexibilidad, podríamos plantear la vivienda ïnacabada¨, con la que reducir costes, mejorar superficies y alcanzar una mayor calidad.
Construyamos una vivienda donde la inversión inicial de compra, siempre limitada, se dedique a conseguir una localización urbana adecuada, la mayor superficie posible y unos elementos comunes mejores.
Situación muy diferente a la que podemos observar en otras areas de la construcción como es el mundo de los edificios de oficinas.
En el edificio de oficinas se busca el aprovechamiento de toda la superficie sin señalar su compartimentación. El promotor construye un edificio perfectamente acabado en sus elementos comunes: estructura, fachada, accesos, aire acondicinado, instalaciones, etc....
El comprador acometerá una segunda etapa de la construcción en la que marcará las compartimentaciones, acabados, etc..., de acuerdo a sus posibilidades económicas.
Las técnicas industriales, incluso las del mundo del automovil, se han incorporado a los modernos edificios de oficinas. Se ha buscado una mejor calidad y una, cada vez mayor, sencillez en el montaje.
El tiempo de construcción es una variable que incide de forma dramática en la construcción de viviendas tradicionales. Reduciendo sólamente este factor obtendríamos un ahorro significativo en los costes finales.
La casa se ha de aproximar al mundo de los espacios de oficina, para así insertarse en la dinámica de cambios e innovaciones de todo un sector creado para su construcción, que continuamente ofrece nuevas alternativas para ayudar a aumentar la calidad a unos costes cada vez menores.
En el ámbito de la vivienda económica al hablar de espacios pequeños y flexibles nos surge un concepto primordial, como es el del INVENTO. Hemos de reinventar el espacio doméstico, convertir, a través de elementos mueble, el espacio pequeño en grande, en lugar transformable.
MIES VAN DER ROHE decía que las cosas difícilmente cambian. Son siempre las mismas, más o menos. Lo que sí puede cambiar es la manera de colocarlas, de reinventarlas. Decía: ¨el ejército y los soldados son las cosas de la casa pero la batalla es la Arquitectura¨. El inodoro, la cama, el armario, el mueble de cocina estandarizado son los mismos por los que luchamos en esta batalla, pero por una nueva manera de ordenarlos.
Las paredes se convierten en muros gruesos que alojan funciones de acumulación y almacenaje, los planos móviles desaparecen o se abaten formando una mesa que a la vez puede ser compartida por dos estancias diferentes, las camas pueden ser alojadas en las paredes-armario ó incluso debajo del pasillo que da acceso a los servicios de la casa, ...etc.... Situaciones diversas que abren todo un campo de posibilidades para redifinir la esfera doméstica.
El mueble ha de ser concebido como elemento flexible, transformador del espacio, no como decorador de la casa.
En definitiva, como conclusión, constatamos, a través del análisis expuesto, que en la definición del espacio domestico urbano actual hemos de utilizar criterios de flexibilidad , ya sea a nivel urbano (dialogo entre las redes de infraestructuras entendidas como núcleos de servicios urbanos fijos y el territorio resultante como un vacío donde opera la edificación con un planeamiento más abierto); a nivel de proyecto de la vivienda ( relación entre los núcleos de servicios fijos --baño, cocina, almacenamiento,...-- y el espacio vacío estancial donde mediante elementos móviles o cambiables se generan los usos demandados); y, por último a nivel de amueblamiento donde éste se ha de reinventar, reordenar, para atender con criterios flexibles a multiples requerimientos a los que se le ha de someter.
Madrid. Febrero. 2000.
Igual que sucede cuando compramos un ordenador y con posterioridad vamos añadiendole aparatos ¨periféricos¨, o un equipo de alta fidelidad, que una vez comprado tiene conexiones previstas para incorporarle aparatos obtenidos en futuras adquisiciones. En la vivienda se puede operar de la misma forma.
En la compra de una primera vivienda, el comprador con pocas posibilidades económicas, se ve obligado a adquirir una vivienda ¨acabada¨ , tabicada de una forma laberíntica construida con bajas calidades.
Esta situación de vivienda ¨acabada¨ construida con bajo presupuesto a frenado la posibilidad de innovación, de introducir nuevos materiales y sistemas en su construcción.
“The HOUSE is a BOX with doors and windows that open” (LE CORBUSIER)
Let´s think about the basic conceptual space, the box or the cube. Let´s decide what scale is right for its use, what makes it inhabitable and from there, we can size the space according to its human-scale elements: window, door, chair, table. Everyday elements in a spatial operation that is simplified by the cube.
Doors and windows, gaps that look out and link the exterior and interior for us; that frame a chain of serial landscapes for us.
The Marseilles Unité d´Habitation includes LE CORBUSIER´s statement quoted at the head of his text. Clarity and complexity. Clarity in its structure and exterior conception and complexity in its interior world of crossed dwellings in double spaces with detailed functional sizing.
The box is a neutral, protective envelope that can hold multiple forms and a wide diversity of objects arranged inside. Its cubic, cylindrical or other exterior form has its own rules for stacking or adjacency with other boxes, but they never explain the objects and forms inside.
The discussion will try to cover the major aspects of group housing, looking at the dwelling on each of its scales, as an inserted box or container, in relation to its urban surroundings and as a inhabitable interior space or cavity.
The first scale is the one that refers to the house and insertion in the idea of the CITY, while the second involves its definition as a PROJECT in which new parameters that affect its configuration and programme are manifested, as well as new techniques, new materials and systems that help to optimize costs, particularly in social housing where minima become “maxims”.
When we look at the present state of our cities where the new buildings have to be inserted, we see that there is a new urban order in which 19th century urban growth, based on the continuation of closed, compact construction, has to give way to a type of growth linked to communication and transport networks that are spreading across the land. We are at a critical point in which infrastructure is becoming more prominent that the buildings themselves.
Housing construction is thus new operating on borderline situations- borderlines of networks and borderlines of cities. These borders are need a new urban IMAGE.
In the 19th century, housing was a neutral continuum that went along, filling in the line of expansion zones and producing a pre-set image of the city. The city´s image was prior to its construction, there was an overall vision; we knew what it was going to be like, and it could be drawn before it was built. The streets in this city were regarded as “graves”, an ultimate consequence of the residential continuum. Now cities are growing in a completely different way: they are spreading in transportation rings, and the voids generated by them are only filled in later. The new street is infrastructure, motorway, the inverse situation to old streets in the expansion areas. The city is starting to be designed on the basis of its motorways, and the residential buildings are only constructed afterwards. This happened in Madrid between the first ring of “Boulevards” and the M-30 ring road. Now we are witnessing an outrageous pace of construction between the M-30 and the more recent M-40 ring road, and plans have already been drawn for the area between M-40 and the M-50, that is now under construction.
In this new urban concept, there is no longer an overall idea, just the sum of individual actions. The concept of place has been transformed; it is now an uncontrolled, almost random event which requires us to focus more on the specific aspects of the place when we design rather than overall proposal that do not fit in with a specific reality around us.
We are now witnessing a “nostalgic” sort of planning that tries to shift the values of the 19th century city to the new edges. They propose ridiculous “mini-expansion areas” in the outskirts, small blocks that are doubtlessly also the fruit of minimal or non-existent imagination when the time came to think about the current city.
Expansion areas need scale, dimensions, height, and space in the city. Previously, we had 100x100 o 150x150 metre block dimensions, 6-7 storeys and large urban areas occupied by the old-style expansion areas. Now the modern “mini-expansion areas” have blocks which in some cases are barely 45x45 metres, 3-4 storeys and a quite small number of towers. Due to their small size, these new operations are left isolated between large suburban areas of diversified construction types, and are incapable of affecting or influencing them with their feeble “order”.
We do not think that these nostalgic operations are the right line to follow in the definition of the new urban territories. The edge is not a simple abstraction. It is a generic category for specific rules. Our role should be to try and read these places and propose solutions with a specific logic (possibly the same logic as the networks and infrastructure that generate them), without proposing general stereotypes. We have to place our trust in a good interpretation of the place as the growth mechanism for the city on these new edges that are being urbanized.
In order to tackle the growth of the city, we need the greatest degree of flexibility and freedom of movement. In this context, the predominant approach of the new expansion areas is contrary to parameters that arise from and define the site for the operation. The areas that appear on the city limits are areas with no interconnection but good links with the infrastructure networks that define them.
These areas tend to have varying sizes, but are generally small and unable to influence the overall growth of the city.
The topographies where we have to work are diverse. We are faced with a different situation. The aim is not to seek the best places for the city to grow, but rather to ensure that the city grows within the limits of its new infrastructure which, due to technological progress in this field, can appear in the form of spectacular bridges, tunnels, embankments, etc.
So housing has to fit in with these territorial remnants, the result of the new networks. There is no longer any clear level 0 or a uniform grade line. This situation, which may be suggestive and even enriching when developing the construction project, clashes with the excessively generic urban development plans that define these new territories. We find ourselves faced with a confrontation between regulation and reality. It is quite pathetic to see how horizontal cornice align-ments in closed apartment blocks are set with height differences along their frontage of up to 8 or 10 metres due to the irregular allotments, creating a clash, an unnecessary aggression of the buildings on the urban landscape.
Our cities are growing at an ever-faster pace, generating highly varied situations that will also require varied solutions and approaches to define them. These “urban voids” will require more planning flexibility. They must not, therefore, follow a single construction typology. Each place needs its own solution, a specific way to define it.
Our culture is perceived as a TERRITORY, a LANDSCAPE regarded as artificial, articulated by MOBILITY and COMMUNICATION that form its backbone.
The new situation makes it necessary to formulate new “projects strategies” that can generate new, flexible “open systems” and not “closed composition”.
A movement-oriented city has other dimensions, it spreads across its territory, it dismembers its road grid, its shops, bars, houses and hotels, etc… Its fabric becomes much more open, which forces us to read the city from other parameters.
The new type of plan I able to express the city is a MAP of ROADS, intersections, pavements and congestion points that cluster around them.
This is how the American MALLS arise, which have already been introduced into our cities. These are the new hubs of urban activity. They are COAGULATIONS in a fluid, arterial road network.
Even within these shopping centres and activities, we find we can also circulate and be carried along a different secondary road network with escalators that return us to a contemplative position after our movement.
These plaza/centre MALLS act like large consumer and activity billboards. They facilitate access by car and use all the mechanisms of roadside hoardings.
The important of CONSUMPTION is decisive in all our urban space. ADVERTISING is what identifies our idea of the city. Advertising buildings, billboards, urban light- all associated with the message.
If we position ourselves as individuals to face the reality of the modern city, we feel a sort of VERTIGO. We are identified as pedestrians who are not catered for in this city cluster, which has been designed as a car-based area. We are on the LIMIT, on the edges where we have to generate our “living space”. This living space will be a cross between urban and private situations.
In both residential and urban terms, we have to interpret our time as being made of jolts, uprooting, surprises and intersecting situations. A time of provisional, trivial spaces that make it unusual and artificial.
We operate on the LIMITS, limits between reality: the city boundary (periphery, freeway, etc.) and limits of surface, standards and housing regulations; and emotion: lack of definition, perception of changing uses, a sensation of new and future requirements.
In our culture, we have to operate by defining and breathing life into the “NON-PLACE”, edge spaces that are constantly changing, unfinished and “expectant”.
How must we design our space for it to be inhabited? After everything that has been said about the city of mobility, the first attempt could be to turn the car into a new home: a convertible vehicle with TV, fax, phone, computer, music, beds, kitchen, bar, etc… We would not to be far off the track, because in fact that is precisely the trend in every brand and advertising sales pitch, which associate the car with the concept of refuge, a source of comfort and a convertible place with multiple usage options.
If we stop to think what or which features define our Home for us, we see that it is made up of a growing number of consumer goods, appliances that are destined to resolve a growing number of household functions.
For us, the house is increasingly becoming a KITCHEN space. Observing and analyzing the image of a person´s movement around the kitchen, we see that it consists of a shroud of usage and storage objects that totally define the kitchen. But don´t think that has always been the case. The kitchen used to consist of a hearth a central table. Everything used to be stored in the pantry because there were very few utensils and the rest consisted of a stored food.
The immediate consequence of the dwelling as a KITCHEN is to arrange it as such, clustering all the functions around the edges, walls, floors and even ceilings, leaving the rest of the space in the house free, empty, but determinate by its functional perimeters.
In our current debate, similar strategies to the ones described above are be3ing to predominate in an attempt to gain greater FLECIBILITY in domestic space. However, this was proposed long ago in the USA in the form of the MOBILE HOME of the 1950´s. The domestic space concept defined by the order and situation of electrical appliances became part of the car´s quality- the concept of mobility that is so deep-seated in the US pioneering culture.
CARAVANS were gradually redefined until they were designed almost like big appliances with all the rest inside their shells. One design that spread quickly was the AIRSTREAM, which had a similar mass-production system to aircraft fuselages, with extremely light aluminum structures that made them easy to tow, not only by a car but even by a cyclist. They contained a minimal space with a single central void surrounded by a furniture system built into the walls, and fulfilling all the necessary functions- cooking- eating- living- storing- washing- sleeping. Productions costs came down and different caravan modulations were offered depending on the customer´s requirements.
In the modern space, the master planners proposed the concentration of the fixed elements in the house into a single unit in order to create a continuous, fluid place. In the “Petit Maison” (1923), designed by LE CORBUSIER for his mother on Lake Geneva, he arranged a rectangular surface with a central spine to hold the functional elements that defined all the rest of the space in the house.
F. LLOYD WRIGHT´s STURGES house (1939) and MIES VAN DER ROHE´s FANSWORTH house (1945-50) laid out a thick, single linear unit that held all the fixed items of the brief for the house, although the former case was also structural, with the wall anchoring the cantilevered platform of the house to the ground, while in MIES´ design, it was a feature that sought an absolute spatial order that is free of a bearer function.
With all these cases were linked to specific residential situations, they did open up an experimental field which even now can help us to resolve the problems of community housing in our cities from more flexible positions and resolve the diversity of overlapping situations in a building.
Without a doubt, our lifestyles are changing rapidly because of a range of circumstances:
- Women have entered the workforce and as a result, their role in the household has reduced.
- Smaller size of the family unit (fewer offspring and no elderly relatives, who have been rehoused in specialized homes).
-Unstable couples (which has led to a growing number of people who live on their own).
- The fast development of new computer technology applied to work and services, which makes telecommuting and teleshopping perfectly feasible.
- The role of various parts of the home, hitherto regarded as being unrelated to possible changes are now perceived in a different light. The kitchen and the bathroom are no longer fringe areas, but rather as places with a high level of technology (microwave, dishwasher, washing machine, dryer, Jacuzzi, sauna, gymnasium, etc.). They have turned into recreational and leisure zones. The bathroom can be open to other rooms, with one part that is functional (perfectly isolated shower, Jacuzzi and toilets) and another part that is more luminous, possibly on the outer wall. Or the kitchen-dining room as a laboratory to experiment with small appliances.
- The house tends to be used differently at weekends, during the day and the night. Why should a minimal bedroom be 6 m2 just to sleep in? A bedroom could be a fold-up bed that lets the space also be a rumpus room, a study or a workroom by day.
In the light of all these possibilities, we might ask ourselves whether the rules are perhaps too inflexible when they define standard dwellings that make these types of transformation situations impossible to propose.
As a consequence of these new lifestyles, the dwelling has to become as flexible as possible. It has to be regarded as an empty space that contains the necessary facilities, compacted or in service cores, determining the layout of the inhabited space.
The interior domestic space is conceived as a neutral space, a void that has to be colonized.
It is interesting to see how the same problems we detect at the urban or city level- its lack of definition, its limits, its edges, the appearance of planes or voids to be colonized, are all reproduced when we speak about the dwelling. Inhabitable urban space and private space take on an identity that encourages us in our search for greater flexibility as a starting point for the solution of the two environments.
When the urban interpretation is brought inside the dwelling, we have to work on its limits, its perimeter, its periphery, clustering the service elements around the inhabitable void; a “conquest”. We have to produce thick party walls of facades with services that act as like filters. These are large condensers that can hold a variety of uses, and we can even subdivide the large interior void during different periods of the day using mobile walls.
If the inhabitable space is regarded as a void, we can include, we can include the notion of temporality, of TRANSIENCE. If the fixed, permanent parts are clustered into service “cores” and the changeable parts inserted without rigid divisions but rather with temporality criteria, the changes in the family unit over the time can be resolved without complex, costly renovations. When we define the dwelling, we have to clearly define and cluster what is permanent and what is ephemeral, what is fixed and what is potentially changeable.
Private territory, regarded as an empty space ready to be conquered, must become a place that is rich in expectations, a changing place a stimulator of the broadest diversity of human activities because of the new social structure (diverse ethnic groups, dimension and family types, telecommuting, greater leisure time, etc.).
On another level, we may well be witnessing a process of housing fragmentation. The fact is that while we have breakfast and lunch in cafés and fast food shops, launderettes and public saunas are also becoming more common, which may well help to detract from the basic functions of the home. Now it is not just the living and dining rooms that are losing prominence in the house. The kitchen and the bathroom are also changing. We have explained how more (but no terribly many) people are working from home, a function which is making the house withdraw from the public, urban sphere. So there is a growing tendency for private and public spaces to exchange functions.
For a long time, flexibility has been associated with a larger home size, which makes housing more expensive.
We think is possible to adapt flexibility criteria in order to achieve precisely the opposite: smaller, more qualified spaces, even within the 90 m2 parameters set for low-cost apartments.
The home must be flexible, with a clear distinction between service elements and living areas, precisely because the economic factor obliges rationalization and standardization in low-cost housing and there is clear evidence of an increasing complexity of internal services. Skeletal construction is the most appropriate system to achieve this goal. It permits rationalized construction methods and at the same time, unfettered interior divisions. If we consider kitchens and bathrooms as fixed cores on the basis of their firings, the remaining space can be divided by mobile walls. The home space can vary or transform by day or night. During periods of peak activity during the day the walls are folder back and the beds are retracted into niches under the wardrobes in the central backbone. At night, the space is compartmented again with rooms and beds reappearing for the rest period.
When we talk about small, flexible spaces we imagine a primordial concept, the INVENTION. We have to reinvent the domestic space, convert small space into large space and make it a transformable place through the use of furniture elements.
MIES VAN DER ROHE once said that things hardly change. They are always more or less the same. What certainly can change is the way they are arranged, the way they can be reinvented. He said, “The army and the soldiers are the things in the house but Architecture is the real battle”. The standardized toilet, bed, wardrobe, kitchen cabinet are the same ones that we are struggling over in this battle, but now we are fighting for a new way to organize them.
The partitions have become thick walls that hold collection and storage functions, the mobile planes disappear or fold up to form a table that can also be shared by two rooms, the beds can be recessed in the wardrobe/walls or even under the corridor leading to the service area, etc. These diversified situations open up a whole range of possibilities for redefining the domestic domain.
The furniture has to be designed as a flexible element, a transformer of space, not as decoration for the house.
Ultimately, our analysis shows that in order to understand our contemporary landscape, we have to use open systems and flexible criteria, whether they be at the urban level (dialogue between infrastructure networks understood as fixed urban service cores and the resulting territory as a void in which the building works on a more open plan), or at the housing project level (relationship between the fixed service cores - bathroom, kitchen, storage, etc.- and the empty living space where the required uses are generated by means of mobile or changeable elements).
INHABITING THE BOX
HABITAR LA CAJA